Por el nombre de desguace se conocen a los negocios que se dedican a la comercialización de piezas usadas para vehículos. Los hay para motos, coches convencionales, camionetas, camiones, etc. Prácticamente, para todo tipo de máquina del sector automotriz. Constituyen una alternativa dentro del mercado de venta de repuestos.
El aspecto que inquieta es que se trata de repuestos de segunda mano, por lo tanto, no cuentan con la garantía del fabricante en cuestión, lo que sin duda representa un riesgo. Sin embargo, existen otras certificaciones legales que protegen al consumidor que acude a este tipo de opción.
Los desguaces han evolucionado, aportando confianza y ganando cada vez más un lugar respetable en el mercado. Los establecimientos han adoptado buenas prácticas para ofrecer a sus clientes productos aptos para su uso. Por otra parte, hoy día no son pocos los que se dedican a esto y esa competitividad entre ellos mismos resulta favorable para el usuario final.
¿Hay desguaces malos?
Preguntar si hay desguaces malos, es lo mismo que increpar cualquier otro sector de la economía. Seguramente los hay, o tal vez se muestran como un negocio de esta categoría cuando en realidad no lo son. Hoy día este tipo de establecimientos deben cumplir con una serie de regulaciones, de lo contrario, pueden ser sancionados y hasta clausurados.
Es de gran magnitud la responsabilidad que llevan a cuesta los desguaces, porque reciben vehículos que ya no volverán a recorrer las vías pero que algunas de sus piezas son aprovechables. Entonces, ese proceso de descontaminación, extracción y clasificación de sus partes han de llevarse con sumo cuidado. Previo a las ventas hay que someter todo a pruebas muy rigurosas.
Ahora bien, con el auge del Internet la población está migrando exponencialmente a la modalidad del comercio electrónico, lo que es muy beneficioso, pero no hay posibilidad de constatar fehacientemente que se trata de un negocio de fiar. Esto no significa que no debemos optar por la facilidad que nos ofrece la tecnología.
Evidentemente, no se puede confiar en cualquiera, ni dejarse seducir por precios muy bajos, hay que cerciorarse de que se trata de un auténtico Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos (CATV), que es como formalmente se reconocen a los desguaces. Ellos tienen un certificado que los acredita para tal fin.
Para no asumir riesgos innecesarios, lo recomendable es utilizar los directorios virtuales exclusivos para este tipo de negocios, y de allí obtener el telefono de desguaces de nuestra localidad, o buscar en otras provincias hasta obtener el repuesto que se amerite.