resuntex

Trabajo desde hace cuatro años en un hospital geriátrico en mi localidad, es un trabajo duro y en ocasiones estresante, pero a la vez en muy enriquecedor y agradecido. Me paso la vida entre abuelos y abuelas que o bien no tienen familia, o los que si las tienen no disponen de tiempo o medios para atender a sus mayores. La cuestión es que yo me encargo de ellos, para mí son mi familia, algunos son un poco ariscos porque no han tenido una buena vida, otros aun habiendo pasando penurias son encantadores y simpáticos. Yo para todos y cada uno de ellos tengo siempre una sonrisa, Mi compañera Berta y yo pasmos ocho horas al día con ellos, así que acabamos queriéndolos como si fueran nuestros propios abuelos.

Nos encargamos de que todo vaya sobre ruedas, las medicaciones a sus horas, los desayunos y las comidas son tarea difícil, porque son como niños, a mi no me gusta, hoy no me apetece, y yo les digo siempre que se van a quedar sin postre como no se lo coman todo.

Hay algunos que por su estado de salud están encamados y les hacemos todo en sus habitaciones, hoy por ejemplo, hemos dado la vuelta a los colchones para que nos se deformen siempre del mismo lado y ya hemos colocado en cada una uno de ellos un empapador de cama para proteger los colchones de posibles escapes. A algunos de estos abuelillos los tenemos que levantar con grúas especializadas para estas cosas y la verdad es que nos facilitan mucho la tarea de hacer la cama. Con el cambio de sábanas siempre jugamos a ver a quien le ponemos las de colores, y así les decimos que él o la que mejor se porte tendrá sabanas de colores en su cama, esto es gracias a resuntex que nos proporciona todo lo que necesitamos para el hospital.

La verdad es que no cambiaria mi trabajo por nada del mundo, saber que has hecho que una persona pase un día más agradable no tiene precio, y cuando estas personas son tan mayores que algunas ni te reconocen de un día a otro, pues te hace ver la vida de distinta manera. La recompensa es que muchas de estas personas llegan a quererte como a sus hijos o a sus nietos y eso no hay dinero en el mundo que lo pueda pagar.